Café Bohemia
Piedra
Habré tropezado tantas veces en la misma piedra
que hasta las hienas se apiadan de mi humana condición.
Amaré, perderé y caeré cuanto preciso sea
hasta que olvide latir una mañana el corazón.
Nunca podré renunciar a la llamada del misterio
que cada misma piedra esconde en sueños de pasión.
Con las piedras que me siembras levantaré un monasterio.
Con el polvo que muerdo dibujaré otros caminos.
Con la luz que me deslumbra contornearé tu hemisferio
para detrás de tu reflejo borrar mis desatinos.
Memoria olvidada quedarán de aquellas otras vidas
que debieron ser vividas en pos de otros destinos.
Pero si el mío es este de tropezar abriendo heridas,
la sangre que me queda será la voz que me reclama
apostar y no retroceder en todas las partidas.
No esquivaré la roca del camino ni la rama,
aunque laceren mi rostro dolorosas las espinas,
porque si un desafío en la mirada aviva una llama
el mundo se transforma en incendio de toda razón.
Buscaré, sabré, caeré... me levantaré mientras pueda.
(Los dioses y las hienas se disputan mi corazón).
En herencia te dejaré la última misma piedra
que abatió de una vez por todas mi espíritu salvador
de tristes amantes presos en una cárcel de ausencia.
En mi último poema te hablaré del desamor
pues nada más coseché viajando de piedra en piedra.
Quémalo... y que mis versos al menos te den calor.
Oración
El sueño del amor que vence el tiempo
Anidó entre nosotros
Y me hizo hombre.
Acepté llenar mi cáliz con la luz
De tu mirada limpia
Y apagaste mi sed de amor
Por los siglos de los siglos.
Enfermé de pasión
por el calor de seda de tu cuerpo
Sufrí en calvario la distancia
Y los celos del viento que te acaricia
Fueron mi cruz en tiempos de hiel
Y de abandono.
Pero tu idea luminosa
Vencedora del tiempo y del sudario
Rescató de la esclavitud de losa
Este amor resurrecto e incorruptible
Porque el sueño del amor
Guio mi viaje a los infiernos de tu ausencia
me devolvió hombre y me regresó eterno.
Amén.
Sobre la musa
Un cementerio lleno de ilusiones
es el viejo cuaderno donde vierto
versos sin cuento, poemas, canciones...
Escribo por impulso, sin concierto.
Me bendice la musa en ocasiones
y nacen las palabras con acierto.
Caen las metáforas a borbotones,
escapan raudas con destino incierto.
De poeta mi corazón se inflama
pensando que esta vez la musa es fiel,
y persigue la voz que le reclama.
Poco después apágase la llama
y el amor de la musa es pura hiel
que mata de dolor a aquel que ama.
Otoño
Este otoño está sembrando el cementerio de tumbas nuevas en la pequeña ciudad donde vivo,
agujeros negros que restan sonrisas y paseos del número racional de mis amigos.
Esta mi ciudad es el lugar donde voy muriendo entre risas y nubes, envejeciendo de amor,
inventando excusas que alejen de nuestras almas el lastre recóndito del rencor.
Son tumbas que brotan llenas de flores y de mensajes de adiós que se oyen muy adentro,
en silencio quizá por el miedo y la esperanza de no ser más que un hasta luego.
Imposible no pensar que un mal tiempo que sople arrastrará las flores secas muy lejos
Y que serán rasgos de mármol los que fijen la memoria de los amores muertos.
No es mala cosa morirse en un día de otoño con luz de hojarasca y atardeceres inciertos,
pues el alma no piensa en otra cosa, despacio late el corazón y corre lenta la fantasía en el cuaderno.
Sin duda mejor que vivir ahíto es un morir sediento,
pero tranquilo, pero sereno, pero esperando conocer al fin lo único que de siempre supimos bien cierto.
Podría morir sediento de luces otoñales llamando en mis pupilas al ser que llevo dentro
si el reflejo de esos rayos rompiera su trayectoria por cincurvalar la morena cascada de tu pelo
Solo un lágrima regalaría mi ansiedad al viento llegado el momento
si Dios me regalara un otoño de Cuenca para la hora suprema... un lágrima de amor y un suspiro de miedo.
Ignoro si estaba escrito... pero brotan tumbas nuevas con nombres conocidos este tiempo
que llena de otoño los pulmones y de flores y de adioses el modesto cementerio.
El invierno que apaga el sol
El invierno que apaga el sol y desnuda los árboles
descubre los nidos de los pájaros que se fueron
al reclamo de días largos y cielos mejores.
Contraluz de abandonos y metáfora del fuego
que calentaba un hogar de canores sin estufa,
los recuerdos se agolpan tiznados en blanco y negro.
Recortan el cielo estos nidos desvelados con saña que perdura,
rompiendo el dibujo leve, suavemente tejido
al rumor octosílabo de los ramas desnudas.
En un invierno de tan largas tardes escondido,
presuntamente a salvo de toda fruta prohibida,
la luz de las llamas en el hogar juega conmigo.
Escapan los colores de la leña consumida
y entre la pena dibujo perfiles olvidados
sobre el manto grisáceo que descubre la ceniza...
Esta chimenea de mi alma es fiel retrato
si es que van consumiéndose abrasadas las memorias
que un viento frío en un día invernal ha desvelado.
Afloran como nidos de pájaro emigrado
para romper la armonía del árbol y el contorno
en el contraluz severo de un cielo gris y claro
al que habremos de anhelar un día... ¡mas no tan pronto!.
Pero existen árboles
Pero existen árboles que en invierno
protegen su color sin desnudez.
Engañan nuestra vista cada vez
que enarbolan su verde sempiterno
Su firmeza aparente es un eterno
renovarse esperando la vejez.
Cambia la acícula con rapidez
como corre el agua en el río eterno.
En los pinos constantes mi retrato
podrás adivinar si al fin comprendes
que la dulce indolencia con que acato
la feliz alegría y el mal rato
proviene de un corazón que tú enciendes
de pasión en torrente sin recato.
Reencuentro
Nosotros los de entonces ya no somos los mismos (Pablo Neruda)
Risas y recuerdos... pero algo en este encuentro me dice
que el pasado no retorna ni devuelve lo vivido
La primavera en tus ojos no es aquella primavera,
ni nosotros los de entonces somos aquellos los mismos.
No has sentido aquel revuelo de neuronas que despiertan
en el fondo del armario viejos sueños escondidos.
La rutina es un pecado que se ceba con la ausencia
y los dioses lo castigan con un velo de sonrisa.
Bienvenida realidad. Adiós leyenda de emoción...
Y sin embargo, al aire de tu deambular se aviva
un rescoldo de aventura que otra vez quiere ser fuego.
¡No suspires en silencio, no se encienda otra pasión!
Meditatio
Acepto que he de rogar Dios por las malas personas,
siempre que la doctrina acepte que no las quiera junto a mí.
Acepto con humildad que al Señor no se le condiciona,
pero es que la doctrina no es siempre como yo la entendí.
Como buen cristiano viejo que la doctrina cuestiona,
pregunto al Dios que no responde... aunque a veces sí.
Es el rumor del viento y del color el que razona
y espurga de doctrina la llamada que sentí.
Soneto de juventud
Si supiera escribir te escribiría
el soneto más triste que pudiera.
Soneto lacrimoso en que cupiera
la pena que me quema todavía.
La pena por la que arden mis heridas
no podrán apagarla ni la tierra
que me cubra cuando muera y no sienta
ni el lento huir del tiempo en la otra vida.
Por más que lo intentara no podría
clausurar el recuerdo más que amargo
que imprimieras en mi mente un día:
Aquella mirada endurecida,
aquel adiós tan tenso y prolongado,
aquel beso tan cruel de despedida.
Sobre la verdad
- La verdad es virtud...
- Pero ¿y la virtud?
- La virtud es equilibrio...
- Pero ¿y el equilibrio?
- El equilibrio es arte
- Pero ¿el arte...?
- El arte es alma
- Pero ¿entonces el alma?
- El alma es amor
- Pero el amor...
- Deberia ser la verdad
del alma,
y la virtud
del alma,
y el equilibrio
del alma.
Cerrar el círculo de la Creación,
de la cual fue motor e inspiración.
Calmar las aguas, domar los vientos,
iluminar el paso del tiempo...
Pero su fuerza es revolución
que arrasa con la verdad,
con el alma y la virtud,
a lomos de una pasión.
- Pero ¿la pasión?
- Es todo...
cuando se tiene corazón.
Cómo no decirte esto
Cómo no decirte esto,
cómo no contarte aquello,
si la voz que me habla,
el corazón con que pienso
me preguntan siempre y quedo
cuál será tu pensamiento.
Quieren saber tu opinión
de todo acontecimiento,
y si te brillan los ojos
con las cosas que te cuento.
Que te pregunte me dicen,
y les escucho y no entiendo.
Y si no escucho me miento
porque es mi voz lo que siento.
Cómo no decirte aquello,
cómo no contarte esto...
Tatuaje
A Leyre Durán
Todo te comenzó como el destello de un verso.
En aquella playa de tu cuerpo inmaculada,
por tu voz electa como esquina de la nada,
germinó la semilla vital de tu universo.
Resultó el nacimiento de tu vientre plano
para la anábasis de un poema beso y grato,
el laberíntico encuentro piel y grafiado
de historias que acaricias mil veces con tu mano.
Y en el dintel de tu vientre nació una rosa
de sugerente raíz hacia tu entraña lisa:
los pétalos teñidos con tu sangre sin prisa,
como símbolo de perfección central reposa.
Al tiempo fue una araña la que trenzó su nido
con azul geometría donde tu pelo brota.
En el brazo una letra... en el hombro una nota
con el título de tu canción entretejido.
Te ofreciste en sacrificio al dios de la memoria.
Enterraste la raza en leyendas circunscritas
que delante del espejo y frente al mar agitas
mientras busca tu anatomía otra nueva historia.
Hay un hada burlona que sueña tu homoplato
donde un sol naciente dispara un haz de rayos.
Un fuerte puño alzado, testigo de otros mayos,
protege tu costado de las zarpas de un gato...
Una fina madreselva escala por tu espalda
y ahoga entre sus ramas los besos de un amante.
Con el pie sobre tu ombligo, poderoso un atlante
se columpia de tus senos en una guirnalda.
Jeroglíficos de Egipto, versos de la China,
nombres inventados en leyendas nunca escritas,
se enredan en tu pierna con dos princesitas
que no hallan el amor porque tu cuerpo termina.
Cada arista de tu ser inicia un nuevo tema,
y más estrellas no caben en el universo.
Todo te comenzó como el destello de un verso...
¡Con el paso del tiempo tu cuerpo es un poema!
El diputado que perdió la poesía
A Julián Huete
Un gestor que gustaba hacer sonetos
encerró en su agenda de trabajo
por un tiempo a la musa... y a destajo
resolvía problemas y decretos.
Añoraba del verso los secretos
y a veces murmuraba por lo bajo
canciones que su genio nunca extrajo,
perdidas en partidos vericuetos.
Ya no encuentra en la música consuelo
y todo ello le parte el corazón
pues encima le miran con recelo
vecindario, prensa y oposición.
Del Parnaso ganar quisiera el cielo...
!Manda al carajo la Diputación!
En tu reloj y el mío
El tiempo no corre igual en tu reloj y el mío,
nuestros ojos no dibujan un mismo horizonte,
tampoco es tu aire el aire que respiro.
Nunca sabrás lo que de ti mi sueño esconde,
ni se fundirán tus recuerdos con mis recuerdos.
No será tu voz el eco que a mi voz responde.
Sin embargo seguiré echándote de menos
cada vez que el hecho de vivir se me presente
como la búsqueda de unos ojos hechiceros.
Si el miedo no fuera la respuesta
¿Y si el miedo no fuera la respuesta?
¿Y si tu mano y mi mano,
y la mano del hermano,
y otras más hermanas manos,
protegieran en cadena
el corazón de este pueblo
que ya quemó los vientos
sin exhalar un aliento
de temor ni pena?
¿Y si la violencia no fuera la propuesta?
¿Y si tu corazón y mi corazón,
y del hermano el corazón,
y el corazón de la razón
cubrieran de coraje
el alma de este pueblo
que ahogó en sangre su existencia,
y convocaran una resistencia
de acero y convicción?
¿Y si fuera la mejor protesta
mirar de frente al esbirro
de quien nos quiere sumisos?
¿Y si el esbirro entendiera
que no es más libre o más rico
que aquellos desposeídos
que nunca se doblegan?
Adiós interés compuesto
del poder del usurero.
Se oxidarán las reservas de plomo
en el alma de fusiles en descanso
huérfanos de dedos funcionarios
que exigen la medalla y el oro
por oposición... a toda oposición.
Adiós buitres sin fondo
nunca ahítos de injusticia.
Quedáos vuestro cloroformo
de miedo y de santería.
Pues tenemos la respuesta,
pues tenemos la propuesta
y tenemos corazón
para elevar la protesta
investidos de razón.
Es niña tu piel tan blanca
Es niña tu piel tan blanca
que pareciera que el sol
nunca te besa.
Tu rostro en la mañana
regala todo el color,
gentil princesa,
menos tus ojos que guardan
la oscuridad y el fulgor
de la luz presa.
Solo tu sonrisa franca
es más blanca que tu tez.
Y cuando ríes,
compiten por mostrar tu alma
tus labios, fuente de sed,
con los rubíes
que dan vida a tu mirada.
Mas cuando callas no sé
a quién sonríes...
Pero hoy no resplandeces
con el aura natural.
Tu anatomía
no es firme como otras veces.
Te está robando algún mal
toda armonía.
Cansada o triste pareces...
¡Si te pudiera contar
la pena mía!
Otoñal
Al amanecer de un sueño te convoco
si queda en tu alma un hálito de vida.
Reclamo el horizonte y tu sonrisa
y el brillo almendrado de tus verdes ojos.
Hoy que el manto de la noche se avecina
sobre este corazón que lo amó todo,
hoy que está muriendo poco a poco
el derecho a yo querer como quería,
me dispongo a surcar ríos de oro
a lomos de la última sirena
que mire con dolor sus sueños rotos.
Por tu querer romperé yo mi condena,
para que sea tu vida plena en todo
aprenderé a no morirme de pena.
Al amanecer de un sueño te convoco
mientras quede en mi reloj algo de arena
y un eco de ilusión pidan tus ojos.
Portugal oceánica
Es una puesta de sol.
Es otra, pues no hay dos iguales.
Es una puesta de sol en la mar océana.
Las nubes a lo lejos dibujan el sueño de nuevos mundos
mientras mi corazón añora un mundo nuevo.
No es otra puesta de sol,
ni soy yo Vasco de Gama rezando a Dios
el último de sus atardeceres portugueses,
pendiente de embarcar con el alba y poner rumbo a su cita con la Historia.
Añora mi corazón un mundo nuevo
mientras el sol se precipita sobre una mar inquieta
a la que arranca destellos de luz y sal.
Y quiero adivinar el Nuevo Mundo
en la costa inventada por las nubes tras la bruma,
engañados mis ojos por el sueño de libertad
que solo se alimenta de los hechos
de aquellos navegantes que supieron
trazar las sendas del viento y de los mares
entre olas de Fé e incertidumbre.
Es de azul de plomo esta puesta de sol,
envuelta en brillos arrancados.
Portugal enseña al alma la belleza de un sueño sin fronteras,
y asomado al que fuera el último mirador del mundo viejo
un canto de sirena borincana
te envuelve de libertad el sentimiento.
Otra será mañana la puesta de sol,
hermosa y presa en un paisaje dibujado de montañas...
Pero es ahora cuando mi corazón
quiere surcar las olas.
Soneto de otoño
Tu alegría sin miedos me condena.
Tu vida en plenitud me empequeñece.
Si el eco de tu risa me acontece,
el peso de los años me envenena.
Ya no creo en los cantos de sirena
porque nada es ya lo que parece.
Pensar en el futuro no apetece
si grabaste mi nombre sobre arena.
Un sueño desprendido me sostiene,
un hálito de fe que me alimenta...
Morirse poco a poco es lo que tiene.
Mientras, corres la vida solo atenta
a la voz de un futuro que te viene
y que a mí me envejece y atormenta.
Soneto y estrambote de peineta
La peineta que lanza nuestro edil
a la hora de esgrimir un argumento
señala que sin duda está senil
o que más que político es jumento.
Meteduras de pata tuvo mil
por no dejar las redes un momento.
Enganchado, histérico y febril,
tan solo cuando insulta está contento.
Normal que en su partido ya no quieran
que opte una vez más a la alcaldía
y que otros aires y otra Luz prefieran,
aunque nadie jamás pensar podría
que escocido porque a él no lo eligieran,
una peineta lo retrataría.
No gana para sustos la gaviota
con prietos mariscales y casados…
¡Vaya apagón de luz! Nadie les vota.
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